Diseñada para una joven familia londinense como espacio de vida y trabajo bajo el sol de Cádiz. Una casa que diluye los límites entre el interior y el exterior en la era post pandemia.
La vida cotidiana de la familia fluye a través de un patio porticado y semiabierto ubicado en el corazón de la casa, a modo de caja de resonancia del genius loci del lugar. Un entorno privilegiado donde el Atlántico, el Guadalquivir y Doñana se funden para regalarnos una luz cálida e intensa, especialmente única en la puesta de sol.
El patio como un espacio abrazado por la casa para crear su propio imaginario idealizado del lugar, filtrando el olor y el sonido del mar, la sal de la brisa de poniente, y todo ello con la presencia delicada de un olivo centenario.
La casa como un refugio de espacios amplios y frescos, equilibrados con la textura y calidez de del hormigón visto, la madera de roble o el azulejo. Materiales nobles que cobran vida a lo largo del día gracias al movimiento cadencioso de la luz, destacando el valor escenográfico de las sombras fusionadas de los elementos verticales de protección solar.
Un jardín de esencia local con pinceladas tropicales se suma a la escena, buscando equilibrio y belleza en el contraste entre la geometría abstracta de la construcción y las formas orgánicas de la naturaleza.
La casa evidencia el deseo de acompañar a nuestra joven familia londinense en su exilio intermitente pero voluntario de la gran ciudad, a través de una arquitectura de los sentidos.
Proyecto y dirección de obra: Alejandro Ortiz y Gonzalo Cantos
Dirección de ejecución: Manuel Rodríguez
Estructura: Tedeco Ingenieros
Instalaciones: Ava Ingeniería
Paisajismo: Plan Ve
Constructora: San Telmo
Fotografías: Juanca Lagares
Video: Alvaro Rodríguez